Destello de sonrisa. Iluminado paradigma. Luz violenta. El candente despertar de tu pasión. Esos labios. Tu ternura. Y ese cuerpo que te viste de pasión. Eres fuego de dulzura y madrugada. Eres embriagante libertad.
Me escondo tras tu cuerpo, como trinchera de un destino misterioso. Me escondo tras tu cuerpo y veo tu pecho, un escote decidido a devorar. Me escondo tras tu cuerpo y te poseo en una imagen. En esa imagen. Me guardo a tu lado para ti. Violento atardecer entre tus brazos, en tu piel, en tu colchón. Violento atardecer disfrazado de letras. Tinta. Viernes. Pasión.
Destello de una sonrisa. No falta tu mirada, no falta la mirada que ocultas. No falta la mirada que me lanza sin más tu piel. Iluminado paradigma de no encontrarte. De no haber superado tu presencia. De no haberme entregado a tu humedad. Empecemos con esta historia. Empecemos a encontrarnos. Empecemos a vivir la ensoñación.
Historias humedas que comienzan, que roban identidades, que dictan ritmos que solo pertenecen a la luz. Entregas que ya no pertenecen a los amantes. La presencia inmutable del deseo. Cuando el alma desea, no hay nada más que hacer. Cierra los ojos porque si la ves de nuevo ya no habrá vuelta atrás.