Interruptor de sentimientos. De pronto la danza del pasado con el presente se convierte en letras, se dibuja en la presencia de los sueños. Las imágenes se refugian en un instante separado de nosotros mismos, y nos llevan de la mano por el tiempo.
En la vida he aprendido que la máxima representación de la realidad o irrealidad del tiempo, es la música. Las letras buscan imitarla, vuelan, retroceden en el tiempo para llegar de noche a un nosotros que no se borrar, a un nosotros que es presente, a pesar del silencio aparente, también pasado y futuro.
Las palabras nos acompañan en el viaje, nos leemos, releemos; aprendemos entusiasmados el lenguaje de la poesía, del erotismo y de nosotros mismos. Nos perdemos en las notas musicales de la danza y terminamos recurriendo a las palabras para poder entregarnos en ese abrazo con sonrisas en la espalda.
Interruptor de sentimientos. Miedo o frases rotas. Ausencia sin excusa, presencia a través del mar de sonidos, de la música. Del dolor y del fracaso. Hoy nos encontramos. Entre cámaras y tinta, entre pianos y nostalgias. Nos encontramos en una encrucijada a mil caminos, en una danza de mil velos y cuerpos desnudos que regresan al tiempo atrapado en nuestros besos. Representado por sonidos y descrito en el alma con letras que siempre existirán.
Como siempre un placer leerte.