SILENCIO


alebrijeig

He callado tantas veces. Soy silencio a media tarde. He sentido tantas veces la incomodidad absurda de las letras dirigidas al vacío. Imponer la regularidad de un sueño recurrente como arma para salir del laberinto ha demostrado ser una estrategia fallida. Dibujar tu nombre con alcohol y sangre ha resultado ser más doloroso que cualquier atardecer de aquel poema. Letras dirigidas al vacío. Tarde plena, sin nubes, sin rastro de nubes. He callado tantas veces que hasta hoy descubro que no estás. La razón inútil no consigue establecer que te he perdido. No logro siquiera recordar tu sonrisa. El yugo insoportable del silencio, soledad desesperada. La resignación seguramente es necesaria. Pero el juego de recuperarte opaca al espacio que alguna vez compartimos. La resignación es necesaria. Cuántas veces hemos sido promesas: promesas rotas vueltas a romper. Fantasías inexistentes convertidas en promesas rotas. He callado tantas veces y veo tu cara en el recuerdo. El absurdo entierro de un pasado que aún respira. Fuimos viento con tendencia a la mentira, aroma de esperanza sin luz y sin consuelo. He callado tantas veces que regreso al laberinto. ¡Qué me han enseñado tantos años! ¡Qué me ha demostrado esta ceguera! La soledad obligatoria es a veces necesaria. Frenesí de mil colores. Arte empapado de lujuria. Tanta falsedad en mi silencio. Tanta falsedad en mil verdades: una sola mentira y mil verdades. He callado tantas veces que vomito la tristeza de la ausencia de tu voz. De pronto regresaste, y no encuentro el escondite del dolor.

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