APRENDÍ A DIBUJARTE


20111010-103018.jpg
Aprendí a dibujarte en el recuerdo. Entonces encontré tu voz. Empecé a imaginarte. Suave. Etérea. Y dibujé tu figura en mi cajón. Te guarde, suave, preciosa, escasa. Intensamente mía. Secreta. Tan secreta como la lluvia que se esconde y amenaza.

Recorrí tu cintura. Sin razón, no por amor a ti, por amor a ella, por el mismo amor que poco después fue viajando por tu espalda, por tu nuca, por tu cuello, por tus hombros. Por el mismo amor a tu piel que me llevó de regreso a tu cintura. A tus muslos.

De pronto me topé con tu humedad. Mágica y creciente. Inmensa. De nuevo, mía. Tus ojos, tu sonrisa que no tardó en desvanecerse. Ese gesto tuyo perdiendo el control. Aprendí a dibujarte. Sin recordarte. Al vivirte. Al soñarte completa. Desnuda. Como estabas. Mía y frente a mí.

Te besé. No podía hacer otra cosa. Y sin darme cuenta, mi lengua volaba en tu saliva.

Al estar dentro de ti, entendí que me volví parte de tu esencia, de tu aire. Viaje por tu sangre para seguir acariciándote. Te soñé. Te penetré de nuevo. Te abrazaba tan fuerte que te soñaba en medio de tu presencia. No vibraba yo. Vibrabas tú y yo era de ti. Parte tuya. Sin espacios. Fuimos un solo ser que se fundía en un gemido, en un orgasmo, en gritos de placer.

Una sangre nueva salió de mí para poseerte. Me fundí dentro de ti.

Empapados en sudor nos observamos, discretos. Soñando, recuperando la respiración entre sábanas, sudor y olor a sexo.

De pronto desperté, eras solo un dibujo entre mi mente y mi locura.

Yo seguía en el mismo calabozo. Sucio y muerto de hambre. Un soldado prisionero que no volvería a ver la luz.

3 comentarios en “APRENDÍ A DIBUJARTE

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s