Lo que ofreces es un espacio reducido de laboratorio. ¡Y qué! No esperaba más. Para eso nos reunimos esta vez, ¿no es así? Para un reducido espacio de laboratorio que nos arrojará ideas estúpidas.
Y más diálogo, y más sueños. Más espacio abierto entre la pelea y la razón. Entonces, ¿peleamos o razonamos? ¡Mejor cogemos!
Eso es lo que decía el sentido común de un ilimitado número de aspirantes. No todos podían estar equivocados. Pero después no llores, fue el comentario final. Y así comenzó todo. Un viaje espacial atrapado entre la ciencia ficción y el surrealismo, entre la poesía barata y los profetas enclaustrados, entre el kitsch (Dios nos libre) y la espuria conversación entre estrellas de televisión.
Manifiestos y plagios. Un reducido espacio de laboratorio para echar a perder. Para terminar con una intrascendente melodía pop no terminada.
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Sin embargo, seguimos adelante, a pesar de nuestras confusiones, a pesar del exceso de información, a pesar de la locura de nuestro día a día y el caos que nos espera formando un nuevo y atascado tráfico. Seguimos adelante buscando soluciones, buscando caricias, besos y locura.
La premisa del surrealismo sigue siendo vigente bajo circunstancias (no tan) diferentes: buscamos sueños para escapar de la patética realidad. Y hoy los sueños los encontramos en otras voces, en el otro sentido, en otra música, letras breves y nuevos experimentos. Hoy los sueños los buscamos en caricias que no nos terminan de tocar.
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En medio de la confusión podemos refugiarnos en saliva, sudor y gemidos, en orgasmos que no nos llevan a otra locura. A una nueva definición del caos. En medio de la confusión hagamos del placer nuestro refugio, y dejemos a la sensualidad abrir las puertas de los sueños. Liberarnos del exceso de información con las ganas de sentir.
¡Hoy es miércoles! Bienvenidos al 14 de marzo.