Lo siento. El arte no te pertenece. No te pertenece porque está en mi despensa. El arte se come frío. A veces caliente. A veces no se come. El arte sale a comprar helado. Pero no te pertenece. Le pertenece a las bolsas de pan que no han sido abiertas. Le pertenece a una fruta echada a perder. El arte no te pertenece y por eso no es poesía.
El arte no me pertenece.
Por mucho que lo busque en mi despensa.