LA FRAGILIDAD DE LA SEDUCCIÓN

La fragilidad de la seducción. Del egoísmo e intimidad de las palabras. La fragilidad de cada letra cuando acaricia, cuando intenta revivir al sentimiento, cuando lo revive, cuando lo aviva. La fragilidad de aquel fuego a la intemperie, intentando permanecer. La fragilidad de la seducción nos acosa disfrazada de romance. Y seguimos cayendo en el silencio y las pasiones entorpecidas. A veces somos cuerpos, a veces sudor. A veces mucho más. De pronto decidimos encontrarnos al amanecer, entre besos y orgasmos. Entre insinuaciones y delirio. Entre lo que somos y lo que pretendemos.

Estoy hecho de prosa, de letras. De sensaciones hechas tinta. Perdidas entre las multitudes del olvido. De pronto sueño con locura, de pronto sueño con imágenes y con besos. Pero entiendo que la seducción y sus logros son tan vulnerables como el ser.

Luego me doy cuenta que no existo, que me desvivo en un paraíso escondido llamado libertad. Y escribo para gritar, para respirar, para destilar locura. Creo en la seducción solo por una razón: ¡porque sé que es vulnerable!

En tiempos de decisiones es importante comprender que todo, absolutamente todo aquello en lo que creemos es relativo, tan relativo como frágil es la seducción.