Las luces libres. Desprovistas de ilusión. ¡Ja! Al fin y al cabo extrañas. Los colores, ¡qué más! Egoísmo en pleno invierno. Tú no estás y mi cuerpo te busca, tú no estás y mis manos te habitan. La luz te extraña, te acaricia, te penetra, te dispara con su fuerza y te llena por completo la sangre, el orgasmo, las entrañas. Oscuridad traicionera disfrazada de fantasma, si estuvieras aquí te devoraría sin miramientos, te destrozaría entre sudor, orgullo y gemidos. Luces libres, no huyan, vuelvan a este instante de placer.
Si estuvieras aquí serías mucho más que un beso.