Dandis. Historias. Batallas perdidas. Calles con sentido. Sentidos despiertos en las calles. Moda. Hedonismo. Arte. Poética sentencia del azar. Ilusiones y paisajes, urbanas sensaciones. Vino y percepciones. Lo que somos cuando decidimos ser.
Es decir, cada mañana nos vestimos. Nos preparamos para la iluminación, natural y artificial. Para un día, para dar vida a un nosotros que camina entre la gente, o frente a un espejo, o frente a una cámara. O frente a todos en un solo día. Nuestra era sociodigital está abarrotada de fotografías, está abarrotada de moda. Y de seudomoda. Hoy, la gran mayoría de la población está expuesta a ser retratada por alguien. Sobre todo, estamos expuestos a ser retratados por el lente de algún teléfono celular. Por lo tanto, si existieran ojos realmente sensibles con la difusión correcta, veríamos entre Twitter, Facebook, Google+ o algún RSS, el último grito de la moda callejera, el sentido del estilo. El valor de vestir. El diseño urbano y la recolección de gusto o mal gusto de otros.
Sin embargo, la moda en las redes sociales no es el tema de este artículo, sino un documental que vi recientemente: Bill Cunningham New York. Un vistazo al mundo del hombre que ha retratado hace décadas la moda en las calles de Nueva York. El amante de su trabajo, del estilo, del verdadero significado de la moda. Referente de dandis sobrevivientes y de socialités. De quienes marcan la tendencia y de quienes la llevan puesta. Ser ignorada por Bill Cunningham es el terror de cualquier actor en el mundo de la moda neoyorquina.
La moda como elemento artístico es también parte del paisaje urbano de una ciudad, es decir, es parte de la propia poesía de la misma. Y Bill Cunningham ha retratado esta poesía por décadas con un oficio en la sangre y un ojo exquisito. Es uno de los hombres más queridos en la moda, con mayor influencia y menos ínfulas. La humildad de su sonrisa, de su forma de vivir. Este amor al arte que precisamente lo hace artista. Sin pretensiones. Por ejemplo, hablando de faldas, de estilo, de elegancia.
Vale la pena ver. Y vale la pena aprender de gente con oficio y talento. Para eso son las biografías y los documentales, para diferenciar la calidad de la mierda. La diferencia entre alguien informado y los charlatanes.
El peso de la disciplina en el arte.
Otra recomendación antes de terminar es The Sartorialist. Un blog estético de moda y de tomas callejeras. Una maravilla para el arte urbano, la fotografía y la moda.
Definitivamente, la moda es parte de la poesía urbana.