Hoy me dispuse a encontrar un nuevo laberinto. El arte puede ser una buena excusa. Hoy me dispuse a dibujar de nuevo un esquema en el que todos seamos uno solo. En el que nos desviemos del olvido para resolver ecuaciones matemáticas en las que el resultado siempre sea uno.
Me dispuse a encontrar un nuevo laberinto. Y lo hallé en un puente que iba desde Tomás Segovia hasta Juan Gelman. Avancé por un mundo de cinematográficas experiencias y de arte que todavía no conozco. De personas y nombres que han logrado tropezar con su destino. De poetas descarriados que ganan premios. De premios que no son dados a poetas.
Me dispuse a encontrar un laberinto y me hallé escribiendo aquí, en un espacio con vida. En el espacio de la animación, las imágenes, en las que el texto convive con la fotografía, en las que la poesía convive con ella misma.
La poesía no podría convivir con nadie más, por más que Gelman y Segovia reciban homenajes. Y premios. El Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval. ¡Bravo por los dos! Bravo por los poetas vivos. Bravo por la tinta. Estamos aquí. Y soñamos con ser nosotros mismos.
Me dispuse a encontrar un laberinto y me dibujé de colores junto a Warhol otra vez. Sigo sin ser quien soy. Pero me pierdo en laberintos que me llevarán a los límites de una nueva poesía disidente. Libre. Lista para renacer en la era sociodigital.