THE FIGHTER

I have learned to fight

Somehow being a fighter makes me proud

Then I strive to become a better fighter

Warrior

Yeah! That seems right

Put my soul in the line over and over again

I have learned to fight

And somehow I found war within myself

Every poem could be better

Each decision could be righter

But I am a Warrior

And the songs inside my head

Turn into noise if I don’t bless them

And the poems are not clear

If not written in stone

Somehow being a Warrior makes me proud

And the beauty of a rainbow

Turns into clouds if I don’t touch it

I can do better than that

Reach enough to touch the sky

A little more

Don’t give up

You can touch the sky

Play around with its colors

Reach higher

Even if it hurts!

You can’t enjoy a victory

Of a war you didn’t win

Change the colors of that rainbow

And the tears turn into rain

And the rainbow’s gone

Night comes once again

There’s no rainbow colors in the night

I have failed

Couldn’t make a rainbow

I have learned to fight

Being a warrior made me proud

 

EN SECRETO

Atravesando cada capa de todo aquello que es secreto, llego a ti. Más allá del tiempo y del espacio, más allá de cualquier conciencia metafísica digna de atreverse a dibujar en mi mente un segundo de tu cuerpo: eternidad sin filtros. Tu saliva. Nuestras lenguas. Tu piel. Nuestro sudor. Eternidad sin filtros: mis manos enredadas en tu espalda, sin deducir qué pasará mañana, qué nunca. Mi cara acaricia a tu cara en medio de un abrazo suspendido en el abismo del deseo, nuestras bocas se buscan. Nuestros cuerpos no callan. Más allá de los secretos tu belleza, tu perfecta desnudez: mis ojos imprudentes en prosaico deseo. No te mueves un instante de mis sueños. Te comprendo a través de la poesía, te penetro en prosaico deseo.
​Atravesando cada capa de aquello que es secreto, me pierdo en ti, para ti. Frenesí desesperado entre tus piernas: tu humedad más allá del onírico paisaje. Te conviertes en suspiros. En gemidos. Cada parte de mi ser se funde en ti. Entro en ti. Sin más preámbulos. No espero que lo entiendas.
​Ilusión desesperada y somos ritmo. Movimientos precisos matando a cada rastro de pudor. Ilusión desesperada y soy de ti. Nuestro aliento. Somos ritmo. Tus gemidos en crescendo.
​Más allá del tiempo y el espacio solo somos. Un orgasmo que no busca explicación, viaje a la armonía del destino. Al infinito de tus ojos que me abarca sin perdón. Atravesando todo aquello que es secreto conozco tu cuerpo. La imprudente perfección de tu belleza. Somos alma y desnudez.

SUEÑOS

Mientras me deslizo hacia el estupor de mi inconsciente, te deslizas suavemente hasta llegar a mi más profundo círculo interior. Una vez ahí, te doy la bienvenida, entre la luz convertida en misterio y la llama de nuestros deseos fundidos. Reconozco tus ojos, tu boca y tu sonrisa perfecta. Reconozco tu cuerpo desconocido y la sensación de su presencia. Hablamos sin palabras, comunicamos todo aquello que queremos decirnos, todo aquello que queremos sentirnos.

Un abrazo. Mis labios rozan suavemente tu cuello. El acertijo de un delirio en gestación. Tu aroma. Cuerpos de luz. Nuestras bocas se confunden emanando secretos ancestrales, somos lenguas, vivas, libres, absolutamente independientes. Nos enredamos convirtiendo en fuego la saliva, siendo de humo nos perdemos en caricias, siendo de humo logro sentir la suavidad de tu espalda, de tu pecho contra el mío, tus pezones duros como imanes acercándome hacia ti. Somos dos lenguas que al besarse encuentran la verdad. Mis labios se mimetizan con tu pecho y gimes casi en silencio mezclando los sentidos, al escucharte logro conocer tu sabor, al probarte distingo el tacto de tu piel. Mi cuerpo reacciona ante el tuyo. Lo sientes. Pones una pausa cuando estoy a un milímetro de penetrarte, casi con violencia etérea me detienes en la puerta de tus labios. Me adviertes de tu perfección, del riesgo brutal de viajar por tu humedad; sin embargo, muy despacio me vas llevando a tu interior. Conforme siento a tus paredes cobijarme voy iniciando en una nueva dimensión. Pierdo la razón en el sinsentido de mi más profunda inconsciencia, conozco lo más íntimo de mí al penetrarte. Tus suspiros, casi gritos abarcan cada rincón de mi ser, más allá de la excitación, más allá de la locura. No sé qué siento, nada tiene nombre, la textura de tu abundante humedad consigue evaporarme para poder acariciarte desde dentro. La furia de sentirme de ti, parte de ti, complemento absurdo de tu interior perfecto. La furia de querer llegar más profundo, de sentir tu excitación hecha ilusión, el poder de tus gemidos, el poder de cada parte de tu imagen.

Al tiempo de penetrarte beso tus labios, siento tu espalda con mis manos, tus muslos, tus piernas al aprisionarme en tu esplendor. Al tiempo de penetrarte nuestro sudor se vuelve vino. Nuestra razón se vuelve incienso. Gritamos. Soñamos. Decidimos. El peligro se convierte en un motor. Me tienes, ¿te das cuenta? Más allá de lo aparentemente real soy de ti. Muerdo tus labios, bebo tu lengua. Muevo mi pelvis para intentar llegar a ti, partirte en dos y devorarte justo como estoy siendo devorado. ¡Tu aliento! ¡Tus gritos! ¡Mis gritos! Mi lengua recorre tu cuello, tu boca, tu cara. Tu lengua desesperada me seduce. Una vez más. Siempre, nunca, pasado y presente. Todo es un instante. Todo es nuestro instante.

Ambos sabemos lo que sigue, el ritual. Tus gemidos se agudizan, tu respiración se vuelve inconstante, hasta que descubro que la contienes. Contienes ese grito final. En silencio me ruegas que te espere. Espero conteniendo también el aire hasta sentir finalmente ese grito liberador, las contracciones de tu ser invitándome con más fuerza a perderme en ti. Grito. Exploto.

Dentro de ti me convierto en huella, viajo por los sueños y por las historias, por un nosotros y por un elevado estado de ti, por esa gran jerarquía celestial en la que ahora, por un momento, me permites habitar. Te lleno de mí, me vuelvo de ti.

Me convierto en aire y te abrazo completa, sin dejar de tocar una sola parte de ti. Respiras y me llevas a tu sangre. Esfera por esfera vamos conociendo los niveles de los sueños, de la mano, sin soltarnos. Tu sonrisa. Tu ridícula belleza absoluta. El peligro de invitarme, de compartir la fuente del éxtasis definitivo. Del divino orgasmo que compenetra al tiempo y al espacio.

Mientras me deslizo al exterior de mi inconsciente, sé que vivo ahora también en tu mente. Que nunca volveremos a ser los mismos. Sé que en medio de cualquier realidad que visitemos, habitaremos juntos. Sé que a pesar de la consciencia los sueños nunca serán solo sueños.

NOSOTROS

Nos encontramos en algún punto intermedio entre la distancia y la presencia. El sonido de su voz. Su larga ausencia y su sonrisa, invitamos en algún momento a la imaginación. Mis manos sufrieron una metamorfosis al convertirse en lodo para cubrirla por completo, para acariciar cada parte de su cuerpo libre, cada instante del latido de su aliento. Mis manos la cubrieron por completo. Y después fue su humedad, silenciosa y cautelosa: discretamente devoraba a mis sentidos. Discretamente buscaba la forma perfecta para poseerme. Un abrazo, convertidos en lodo y en aceite, en fascinación y en crucigrama. Nuestras bocas armaban la comunicación perfecta entre besos desprendidos y límites inexistentes del camino conocido de saliva. Fue mi lengua quien sintió en un principio la pureza del olor de su humedad, fue mi lengua al penetrarla. Sus gemidos. Mi erección que no perdía la cordura indagaba por el camino perfecto para consumirla, para fumar dentro de ella de su sangre. El aroma que gritaba su sudor me seducía. Nos unimos sin medida, sin escrúpulos ni orgullo. Nos fundimos. Nos bebimos. Compartimos un orgasmo a media noche coronado por un beso tierno y rebosante. Nos encontramos en un punto intermedio entre el placer y la ironía. Abrazados como lodo que no entiende quién es quién. Cubiertos por completo de pasión y de erotismo, de un nosotros casi nuevo que perdura para siempre. Su nombre, su cuerpo tan mío. Su alma tan dentro de cada sensación. Nosotros tan vivos, tan libres. Me duele tu ausencia. Distancia sin piel.

SILENCIO

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He callado tantas veces. Soy silencio a media tarde. He sentido tantas veces la incomodidad absurda de las letras dirigidas al vacío. Imponer la regularidad de un sueño recurrente como arma para salir del laberinto ha demostrado ser una estrategia fallida. Dibujar tu nombre con alcohol y sangre ha resultado ser más doloroso que cualquier atardecer de aquel poema. Letras dirigidas al vacío. Tarde plena, sin nubes, sin rastro de nubes. He callado tantas veces que hasta hoy descubro que no estás. La razón inútil no consigue establecer que te he perdido. No logro siquiera recordar tu sonrisa. El yugo insoportable del silencio, soledad desesperada. La resignación seguramente es necesaria. Pero el juego de recuperarte opaca al espacio que alguna vez compartimos. La resignación es necesaria. Cuántas veces hemos sido promesas: promesas rotas vueltas a romper. Fantasías inexistentes convertidas en promesas rotas. He callado tantas veces y veo tu cara en el recuerdo. El absurdo entierro de un pasado que aún respira. Fuimos viento con tendencia a la mentira, aroma de esperanza sin luz y sin consuelo. He callado tantas veces que regreso al laberinto. ¡Qué me han enseñado tantos años! ¡Qué me ha demostrado esta ceguera! La soledad obligatoria es a veces necesaria. Frenesí de mil colores. Arte empapado de lujuria. Tanta falsedad en mi silencio. Tanta falsedad en mil verdades: una sola mentira y mil verdades. He callado tantas veces que vomito la tristeza de la ausencia de tu voz. De pronto regresaste, y no encuentro el escondite del dolor.

INICIO

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Tus ojos espantados. Primer paso. Abrazados, casi abrazados, desnudos mucho más allá de la piel. Tus labios inmóviles. Mis labios. No soy una persona paciente. Tienes que saberlo. Tú inventas mi paciencia, la descubres mientras mi cuerpo descansa despacio en tu cuerpo. Segundo paso. Nuestras caras. La piel de tu mejilla, despacio, seduciéndome. Con paciencia. Con tiempo, nos pertenecemos. Lo sentimos. Tacto. Sólo tacto. Besos de verdad: inmóviles: secretos. Sólo tú y yo sabemos que son besos. Y lo son.
Ojos cerrados de pasión y lentitud, para abrir camino de nuevo a los ojos espantados, a la boca de sorpresa, al silencioso gemido de sentir que te penetro. Despacio. Cuerpos inmóviles. El ritmo lo marca el latido. Y ya. Tercer paso. Nuestras caras. Nuestros labios pegados sin moverse, nuestro sexo. Sólo nuestro. Despiadado. Quieto. Absoluto. Tu serenidad desesperada enseñándome a sentir. Con un abrazo, orgasmo mutuo. Y nuestros labios inmóviles, pegados, apenas nos permiten gemir. De nuevo, tus ojos espantados, fuerte abrazo. Cómplice sonrisa de paz. Y tu cuerpo con el mío se confunde para descubrir el inicio de la eternidad.

PLEASE. PEACE

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DESMESURADAMENTE

gama9

Escribir desmesuradamente. Sin placer y sin pesar. Escribir desmesuradamente para dar un poco de silencio. Arma brutal escondida en el sistema. Sexo puro y sin complejos. Sustantivo que se jacta de llenar cada vacío. Un somos sin escrúpulos, como todos los somos reales. Escribir desmesuradamente a media tarde. Cada tarde y cada vida. Volamos solo porque no tenemos alas, volamos porque sí. Para obtener un poco de silencio. Porque el destino depende del silencio.

            Más allá de cada orgasmo buscamos la salida. La buscamos en aliento, en el coito y el delirio. Más allá de cada instinto nos perdemos en las letras. Y las letras nos dibujan, nos ocultan y nos llaman. Más allá de toda fuerza nos volcamos hacia el arte, nos besamos en secreto, en secreto nos mentimos. Más allá de toda tinta nuestros versos, las delicias de la mente: del pasado y del futuro. Las delicias de un recuerdo sin placer y sin sentido. Escribir desmesuradamente para dar vida al olvido, para hacer frente a la lluvia, para dar vuelta al silencio.

            Navego por debajo de tu falda como incauto amante tibio. Navego como fiera sin conciencia, como burla del instinto. Desprovisto de ilusión busco al deseo. Viajo hasta su puerta como cazador encarnizado, lo seduzco y lo aprisiono, lo deduzco y lo acorralo. Navego por debajo de tu falda como adolescente enamorado. Te deseo.

            Escribir desmesuradamente. Sin paciencia y sin memoria. Sin fervor o desconsuelo. Escribir desmesuradamente antes de entregarme a cada vicio. A la perdición de ser yo mismo. A la inútil obsesión de ser papel.