LEONARD COHEN: ERES GRANDE, POETA

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“Después de un furioso año, pensaste que podrías regresar con ejércitos que cantan…” dice Leonard Cohen en 1956 comparando mitologías. Once años después, a la edad de treinta y tres, escribe: “Y quieres viajar con ella / Y quieres viajar a ciegas…” emprendía la segunda mitad de un viaje que inició desde su infancia. Leonard Cohen terminó buscando en Grecia el camino del arte, terminó buscándolo en novelas, en libros de poemas, en canciones, en The Faactory, en Joplin y Nueva York. En canciones. Y de pronto, llegó hasta nosotros.

Y es noticia, vieja. Nueva, atemporal. Con un emotivo discurso recibió el Premio Príncipe de Asturias a las letras. Con un emotivo discurso habló de su relación con España, con la guitarra, con el flamenco, con García Lorca y con el pasado. Con un emotivo discurso se consagró el ya consagrado poeta.

Y una sola frase de aquel discurso logra hacerme entender. Logra no dejarme engañar. Logra explicarme que todos los poetas mienten, que Leonard Cohen miente con la absoluta belleza de la poesía entre los labios. Miente como en medio de su juego favorito. Miente dedicando la pasión a la poesía. “Escuché de un hombre / que decía las palabras tan hermosamente / que con solo pronunciar su nombre / las mujeres se entregaban a él…” eso lo descubrió años después el maestro Cohen, cuando cayó en cuenta del talento de su voz de oro. De su propia burla, de su propia conciencia de la poesía en su voz. Leonard Cohen se desprende y se acelera, se dibuja en cada letra y cada tinta. Leonard Cohen es poeta. Gran poeta. Leonard Cohen llora porque ha llorado, porque los infiernos de los hermosos perdedores provocan infaliblemente lágrimas.

Y mientras tanto, sigue creando belleza, con su pluma. Y con su voz. Al grado que en el mismo enunciado utiliza como seudónimos al poema y la canción. Qué gran mago, señor Cohen. ¡Es usted un Maestro! Porque la historia del flamenco no me engaña. La poesía buscaba a gritos su salida. Y la música no fue sino un vehículo.

¿Hubieses sido músico de haber surgido en esta época? ¿O simplemente hubieras creado poesía sin parar en algún blog?

Felicidades, poeta. Felicidades, señor. Es usted mi más profunda inspiración. Después de una furiosa vida pensaste que podrías regresar hablando de poema y de canción. Eres grande Cohen, grande.

WOODY ALLEN NO ESTÁ MUERTO

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Anoche, terminando de cenar, alguien me preguntó la edad de Woody Allen. El mejor momento para el ya clásico chiste: Ahora le mando un mensaje para preguntar, decía yo mientras introducía un texto en Google desde mi iPhone.
El primer resultado que arrojó la búsqueda fue de Wikipedia, así que di clic.
Acto seguido, shock. Wikipedia decía que Woody Allen había muerto el 25 de septiembre de 2011.
Busqué fuentes formales. Indagué en Twitter, pregunté tanto como pude. Y en un momento, la teoría estaba desmentida: no, Woody Allen no había muerto. Punto.
Saber que Woody Allen seguía vivo era una gran noticia. Medianoche en París ha sido una de las mejores películas que he visto recientemente. La sociedad que Allen dibuja en Manhattan al lado de un maravilloso Gershwin y su Paam parapapapapa pa pa. Tarará tarará tarará, ha sido una de mis más grandes inspiraciones para escribe crónica y ficción en los últimos tiempos. Y todo lo que viene en el inter ha sido de una espectacular influencia para cada letra que escribo. La forma en la que Allen aborda, refleja y conecta al arte con la persona promedio me ha parecido brillante desde que conozco al escritor músico cineasta Woody Allen, a mi juicio uno de los más grandes creativos con vida. A pesar de lo que el vandalismo digital haya querido lograr anoche.
El problema se solucionó bastante rápido y reafirmó la gran discusión de la responsabilidad en el mundo sociodigital. ¿De quién es la culpa, de Wikipedia o de quien cree ciegamente en Wikipedia?

Anoche, después de la cena, todos los asistentes tenían una opinión acerca de Wikipedia, de por qué no era una fuente confiable, que por qué no le ponen más candados aunque cobren, que por qué sí y por qué no.
La opinión de los sabiondos, de aquellos que tienen la respuesta. Me dio sueño. Políticamente cambié de rumbo la conversación y a los pocos minutos me despedí. Era demasiado conocimiento de la difusión del arte, de las noticias, de la información y el internet en general para mí. Me fui.
Entonces pensé que las dos personas que tienen acaparada mi admiración y mi respeto últimamente lograron encontrar su posición como artistas e intelectuales gracias a medios de difusión no corrientes para sus respectivas disciplinas en aquella época. Leonard Cohen y Woody Allen encontraron su propio espacio, su propio camino, su propio escaparate sin corromper su obra o su punto de vista. Los admiro como dos de las persona vivas con mayor nivel de creatividad.
Me dio coraje que Wikipedia dijera que había muerto, me dio gusto que lo solucionaran pronto, y me llenó de esperanza saber que la era digital sigue siendo mi aliada a pesar de sus errores. Que si Leonard Cohen o Woody Allen no hubieran arriesgado a un escaparate diferente, tal vez no sabría yo de su existencia.

¡Me fascina la era que me tocó vivir!

UNA HISTORIA. MIL HISTORIAS

Una historia. Mil historias. La era digital desesperada. Una sonrisa. Las sonrisas. Una vida que decide muchas vida. Un impacto en la existencia y la pasión.

La razón, la poesía. La forma: digital. Resultado, la locura. La razón son las letras, la tinta, el alcance de un minuto.

Hoy recuerdo a Leonard Cohen. Inmerso en su vida paralela, al arte, a sí mismo, al mundo de la poesía. Leonard Cohen hizo con la poesía en los años sesenta lo que hoy hacen miles de blogueros en el mundo. Darle vida y difusión. Hacerla historias. Hoy es una historia. Este blog es una historia, las imágenes de diario son historias. Y la poesía nos persigue, nos demanda, nos aclama. La poesía nos consume en la era digital.

Humedad. Pasión y sueños. Una historia. Mil historias. Todo lo que la tinta puede hacer por la carne, por el deseo, por el placer.

Una sonrisa. Muchas sonrisas, la música y las imágenes. Lo que hubiese pensado Warhol, Cohen, Woody Allen y tal vez Dalí. Estamos llenos de locura, de imágenes sobreponiéndose a otras. De blogs maravillosos. De maravillosos encuentros que hacen historias.

Nuestra era digital se vive, sobre todo, en el ombligo. En el fuego de la piel.

¡A gritar!

 

¿Qué gritas tú en la era sociodigital?