¡AYUDA!

No sé por qué me resistía. La verdad es que lo he pensado muchas veces. Pero sigo sin encontrar la razón. Durante años me resistí a publicar un libro de relatos eróticos, a pesar de saber que desde un principio es lo que más se lee en este blog. Ayer, en medio de un ataque sicótico o algo del tipo, decidí que voy a seleccionar veinte de mis relatos eróticos para reunirlos en un volumen y publicarlos.

Todavía no defino bien la mecánica de publicación, si habrá un libro en papel o solo una edición digital, si será descargable en pdf o estará a la venta en Amazon. Sin embargo, la decisión está tomada y desde ayer estoy revisando los textos.

Necesito ayuda de quien crea que este proyecto es una buena idea.

 

1)   Ayúdenme a promover este post para que le gente que no haya leído mis relatos eróticos publicados cada viernes en HUMEDAD los conozca y espere la salida del libro.

2)   ¡ME HACE FALTA PORTADA! Si hay alguien interesado en mandar sus propuestas de portada o alguien conocido de otro conocido de un interesado quiere mandarlas, son bienvenidas. Todas las propuestas serán bien aceptadas: por favor ayúdame a promover esta iniciativa.

 

Es un proyecto importante para mí.

 

¿Qué te parece a ti?

¿Leerías dicho libro?

¡Ayúdame a compartir este post!

 

 

PD.

Recuerda, los relatos que se publicarán son aquellos que he subido anteriormente en la pestaña HUMEDAD. Da clic aquí para leer el relato de esta semana.

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MUY TEMPRANO

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Me gusta madrugar porque entiendo de silencio. Porque ese momento que precede al día me hace sentir paz. Antes del ruido de la ciudad, la ciudad me pertenece: vulnerable discreta. El amanecer es como la primera noche de una cortesana. Tímida, inquieta, sutil y sensual.
El amanecer es mi refugio y la casa de mis letras. Sueño, pero ya despierto. Vibro, pero ya con alas. Siento, pero dando vida a la poesía.
Me gusta madrugar porque todo lo decimos en baja, nos hablamos en voz baja, pensamos en voz baja. Me gusta leer muy temprano para aprovechar esa voz callada y dejar entrar a la voz de los libros.
Y también me gusta que sea la hora de irme a correr.

¿Tú madrugas?

CIENCIA, ARTE: NEGOCIOS

El arte y la tecnología tienen una estrecha relación. La tecnología y los negocios son todavía más cercanos. La tecnología como parte de nuestra civilización es, al parecer, la parte medular del comercio y de la divulgación. Por lo tanto, la ciencia, como madre de la tecnología, toma un papel vital en nuestra sociedad.

Hoy leí la noticia de que el gigante Rakuten, vulgarmente conocido como el Amazon japonés, compró en 315 millones de dólares el lector electrónico Kobo, líder en el mercado junto con Nook de Barnes and Nobel y Kindle de Amazon. Rakuten tenía ya su propio lector electrónico llamado el Raboo, fabricado por Panasonic. Sin embargo, no le fue suficiente. Necesitaban pelear el número uno. Porque pueden. Rakuten es, la página número 74 más leída del mundo según números de alexa.com.

La intención, según el artículo de BBC de Rakuten para comprar el lector no es solo poder vender más libros online, sino tener un elemento nuevo para poder hacer compras directas sin necesidad de ningún otro aparato.

La empresa japonesa tiene como finalidad que el idioma inglés sea la principal lengua de su página para 2012, es decir, quieren ir con todo contra Amazon. Punto.

Lo que me parece apasionante es el giro que va tomando la tecnología. Un solo aparato, optimización de espacio, perfeccionamiento del sentido del tiempo.  No necesitar nada más que un par de artilugios para tener toda tu vida en orden, a la mano y disponible a cualquier hora en cualquier lugar. Por supuesto, esto icluye libros y revistas literarias. Al igual que películas, pornografía, apuestas, y materiales de extorsión. Cosas buenas, malas, regulares. Todas impresionantes. Y todas aquí y ahora.

Para la tecnología, nuevos retos, para gente más exigente cada vez. Más demandante, más prácticos, pragmáticos y con menos capacidad de asombro. Para los negocios es el nacimiento de nuevos monstruos. De dragones de cualquier parte del mundo dispuestos a devorar al continente vecino de un bocado. El mar ya no cuenta. El aire ya no cuenta. Aquí y ahora. Punto.

Bueno, yo solo quería contar que Rakuten compró Kobo. Los lectores electrónicos son un hecho. Dentro muy pocos años todos leeremos en ellos. Los libros de papel serán una hermosa y romántica experiencia, por supuesto que no desaparecerán, seguirán adornando nuestros espacios.

Práctico. Pragmático. Una mundo de aquí y ahora. Contra todo concepto de paciencia. El arte y la tecnología tienen una estrecha relación. El comercio sigue siendo el gran motor que mueve a ambos.

Y la ciencia siempre será su puta.

PAPEL VS. LECTURA ELECTRÓNICA

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Puedo decir que estoy lleno de manías, sobre todo cuando respecta a la lectura. Tengo rituales. Muchos. Por ejemplo, antes de comenzar un nuevo libro, hojeo muchos: me gusta tener muchas opciones, me gusta pelearme con uno, luego con otro, enamorarme aquí y allá y de pronto ¡pum!, quedarme atorado en uno de ellos. Y leerlo.
Me gusta tener junto a mí por las noches los llamados libros de cabecera. Me gusta leer muchos libros a la vez. Y me gusta comenzar uno nuevo al instante en que terminé el anterior. Es mi premio. Poder llegar al nuevo que seguramente llevaba semanas queriendo leer. Me considero también un obsesivo del diccionario, me gusta saber el significado de las nuevas palabras con las que me topo. Y, debo aceptar que, aunque las novelas larguísimas no son mis lecturas favoritas, muchas veces me topo con ellas y las termino disfrutando un montón.
No me gusta esperar sin tener un libro a la mano. Y generalmente me gusta traer conmigo un libro. Soy comprador compulsivo, tengo mis críticos y recomendadores clave, y en el momento en el que surge la recomendación, me gusta tener el libro en la mano. Siento como si en cualquier momento fuera a extinguirse o agotarse o desvanecerse del planeta si no lo tengo en mi mano.
En fin, mi amor por la literatura va más allá de un blog. Me encanta leer, no tengo problema con esperar horas y horas, siempre y cuando tenga un buen libro cerca y no se termine, pero si se termina… ¡gran problema! Así que generalmente llevo uno o dos libros de repuesto. Vivo de y para las letras. Disfruto tanto de leer, tanto. No me importa si sólo es una línea o dos, si es toda la noche o un rato mientras espero, si es con café o con una botella de agua. Soy un gran consumidor de experiencias, pero no las necesito para sentarme a leer, es decir, puedo leer sin taza de café y sin lentes de Woody Allen.

Por otra parte, casi cada vez que me sobra un poco de tiempo en la colonia Roma o en el centro de la ciudad, voy de paseo a librerías del viejo. Y salgo con bolsas o cajas, tanto de ediciones que no conocía de un mismo libro como con ediciones iguales pero más viejas a la mía como con muchos títulos nuevos. Adoro el aroma, la nostalgia, adoro la visión, la textura, el polvo, y las gafas del señor que me atiende. Adoro observar a los intelectualocultoides que pasean al mismo tiempo que yo en la librería (aunque ellos no lleven corbata), y pensar en mi propia biblioteca.
Como lo había dicho antes, soy un compulsivo consumidor de experiencias, así que la misma experiencia del café, en el centro, con los lentes de pasta, sabe mejor con un buen volumen viejo de Los hermanos Karamazov en la mano, o con Los detectives salvajes de Bolaño sentado en aquel café del centro de cuyo nombre no quiero acordarme. Adoro la experiencia del papel, el olor a tinta, adoro pasar por las imprentas o ir a las oficinas de algún periódico cuando debo pasar a recoger un cheque. Olor a rotativa. Me gusta. Sí, me apasiona la historia de las letras, su melancolía. Todos los secretos que guarda cada año de los textos.
La magia del separador, la pretensión de que todo mundo vea que estoy leyendo un inmenso ejemplar de La montaña mágica, la magia de que todos sepan que leo a Thomas Mann o a Joyce, o (en tiempos actuales, pretensión de la que me hago a un lado) al Murakami que leen hoy los que dicen que leen. Es hermoso. Lo vivo y soy parte de. No niego disfrutar de cada uno de los puntos relacionados con el papel.

Ahora a lo que voy: tengo dos placeres y pasiones frente a mí: uno es la lectura, punto. Y el otro es la experiencia de la lectura en papel. ¿Cuál me gusta más?
La lectura, sin duda. Sí, la lectura. ¿Dije la lectura? Pues sí, eso, la lectura.
Es decir. Cambio cada uno de los puntos de olor, imagen y nostalgia por una buena lectura. Punto. Prefiero leer, comprar libros pronto, leer lo más nuevo y lo viejo, tener un diccionario a la mano, llevar libros de repuesto, viajar bien preparado sin pagar exceso de equipaje a sentir el aroma del papel. Claro, si pudiera comprar la experiencia completa, me iría a leer a Neruda en papel a un lugar del centro de cuyo nombre no quisiera acordarme, tomando un mal café presumiblemente bueno. Compraría una casa más grande para tener una biblioteca más grande. Viviría (como vivo, tal vez) rodeado de papel y tinta.
Sin embargo, la tecnología me ha hecho un favor. Puedo llevar conmigo en menos de 250 gramos 100 libros para elegir. Nuevos o viejos, puedo comprar al instante la última recomendación de James Wood (ni modo, sin que nadie se entere de lo que leo). En un aparato más pequeño que una libreta Moleskine. Mi amor por las letras (no por el papel), no podría encontrar mejor amigo. ¡Ah! Y por si fuera poco, puedo tener al mismo tiempo toda mi biblioteca con todo y separador en mi celular, computadora o tablet. Para que, sin importar la mágica experiencia que tenga o no, pueda leer: en la fila del banco, mientras espero en una cita, en cualquier ocasión en la que no pensé que necesitaría un libro. ¿Mejor amigo para el arte? ¿Para la literatura? No lo creo.
No importa si es Kindle, Nook o algún otro, no importa si lo lees en tu iPad o en tu PlayBook. El chiste es que nunca falta qué leer.
Mi punto de vista es, papel o no papel, el significado del arte, de la literatura, filosofía y conocimiento está en las letras, no en dónde están impresas.
¿No es así?