C DIGITAL (MAYO)

Finalmente llegó. Luego de mucho trabajo y mucho tropiezo. Lo que empezó siendo un experimento, cada vez va volviéndose más realidad. El nuevo número de C digital se publicó. Tras numerosas anécdotas, infinitos malos ratos. Muchas madrugadas completas y demasiada paciencia, salió. La primera revista exclusiva para tablet de México. Sin duda es un proyecto ambicioso, pero vale la pena ser parte de este comienzo. Son todavía pocas las revistas que adoptan por completo este formato, pocos los lectores familiarizados con él. Sin embargo, es un medio de comunicación que abarca todo, y que dentro de poco será, probablemente, el más importante. Nuestro proyecto no es solo una revista, sino un empuje a la difusión del arte y la tecnología en un mismo espacio. Una constancia del momento tan importante que está viviendo el arte en este momento. Ayúdanos a difundir este proyecto. En España, Venezuela, Argentina, Colombia, por supuesto en México y en USA. ¡Ayúdanos a hacer de este proyecto una realidad! Descarga la revista. Es gratis y lo seguirá siendo. Haz que alguien la baje. Por el momento es solo para iPad, pero puedes compartir por correo casi todo el contenido, para leerlo en PDF donde quieras. ¡Baja la revista! Recomiéndala. Y si quieres colaborar, escríbenos por favor. Siempre estaremos abiertos.

Y siempre habrá algo nuevo.

Baja aquí C digital de mayo

¿CÓMO EMPIEZA TU SÁBADO?

De nuevo. Encontrando en el primer cuadro del día un escrupuloso delirio que me lleva a escribir. Luego el café. Y de ahí la música. Todo esto acompañado de algunas poesías y revistas abiertas (digitales, por supuesto). Un artículo por aquí, un poema por allá, otro café. Xiayin Wang no deja de tocar el piano. Disfruto mi momento, ese que no comparto, disfruto de los sueños que dejé de soñar en la madrugada.

Lo importante no es solo sentir, sino desear. Disfruto del deseo, de la posibilidad del placer. Y todo, mientras escucho un poco de música un sábado por la mañana. Rodeado de letras y un par de tazas de café,

¿Qué más puedes pedir para un amanecer? ¿Hay alguna mejor forma de aprovechar el tiempo con uno mismo? Mañana me toca correr antes del ritual, tal vez en vez del ritual dando pie a uno distinto. Hoy, es solo esto. Y no quiero nada más.

¿Cómo es la mañana para ti?

GLADWELL, JOBS Y LOS GENIOS

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1. Humanizar a los genios: a un genio. A cualquier genio. ¡Por supuesto que son insoportables! ¡Son genios!

2. En la edición actual de The New Yorker, Malcolm Gladwell habla de Steve Jobs.

Personalmente, considero que Gladwell es un escritor brillante, dueño de un agudísimo tacto para narrar y llegar a conclusiones lógicas escondidas en mares y mares de investigación, tanto propia como prestada. Esto, al final, logra con espectacular maestría, textos útiles y muy entretenidos. La lógica Gladwell. La magia del común denominador y de las anécdotas que cambian al mundo. Maravilloso.

De vuelta a la humanización de los genios. No quiero generalizar ni hacer alegorías típicas, pero creo que en la gran mayoría de los casos, a los genios se les reconoce por su obra, no por la forma en la que llevan su vida (a menos que la magnífica forma de llevar su vida sea su misma obra, pero de esos casos no pienso escribir por ahora). A Da Vinci lo conocemos por sus grandes aportaciones a la ciencia y al arte, no por su forma de manejarse entre los reyes, los papas o sus amantes. Tampoco estamos tan enterados de su carismática, encantadora, pedante u obsesiva personalidad. Y si alguien se ha encargado de inmortalizar esta parte de la historia, no lo ha hecho tan bien como lo ha hecho la Mona Lisa en Louvre o el famosísimo Hombre de Vitruvio. Supongo que igual es el caso de Einstein, de Graham Bell, de Thomas Edison o de Steve Jobs. La diferencia es que a Steve Jobs lo tuvimos cerca.

Ahora, por supuesto que en cualquier biografía con cierto grado de veracidad debe incluir aspectos de la vida privada del personaje. Por supuesto que tiene que incluir los factores humanos. Para eso está hecha, para que uno, como ordinario mortal y creyente lector pueda imaginarse a sí mismo en los zapatos del modelo. Y, de esta forma, nos demos cuenta que tenemos mucho que aprender de la vida, mucho de lejano a los genios, pero también que ellos tenían muchas actividades similares a las nuestras, tales como discutir con las esposas o sentarse a hacer del baño. Ese era el trabajo de Isaacson en la biografía de Steve Jobs. Y, a pesar de no haberlo leído, estoy seguro que lo hizo bien. Pero…

Pero Malcolm Gladwell me quedó a deber mucho en su corto artículo de una de las mejores revistas literarias del mundo. Primero porque hace demasiada referencia al libro de Isaacson, y el artículo pretendía ser un análisis propio, no una reseña del libro. Segundo, porque lo que toma de la vida de Jobs en la mayoría del artículo es una aberrante muestra de una personalidad obsesiva que no termina de cuajar con el resto de la historia de cómo haciendo pequeños cambios y perfeccionando ideas de otras termina siendo un genio de nuestra época.

Gladwell abusa de la pedantería en este arrogante artículo que termina queriendo desmitificar a un personaje sin ton ni son, escondiéndose detrás de un título que nos haría creer conoceremos más de un genio. Nos aleja de su obra, nos aleja de la persona, nos acerca a un libro escrito por otro con citas fáciles. Es la segunda vez que Gladwell me decepciona con su arrogancia, ¿recuerdan aquél pretencioso artículo acerca de Twitter y las revoluciones?

Yo sigo disfrutando de la obra de mis genios favoritos. Sin duda seguirán siendo mis favoritos siempre y cuando sigan haciendo obras geniales. Así que, Malcolm, a pesar de tu pedantería seguiré leyendo tus artículos y libros, porque como dije arriba, con excepción de contadas ocasiones, me pareces brillante.